jueves, 29 de abril de 2010

CAPÍTULO 22

AQUEL PAIS DESCONOCIDO.
El Afo estaba varado cual ballena moribunda en aquel parque cuyas altas rejas habían contenido a la amenaza rúbia fuera de su perímetro. Cuando aquel trailer atravesó la valla que rodeaba el parque destrozándo decenas de barrotes de la misma, se abrieron las puertas del infierno.
Aún así, los dos soldados que hacían guardia sobre el avión intentaron ayudar a el tipo del trailer disparando a la rúbia que llevaba aferrada a su puerta.

El parabrisas se tiñó de blanco cuando los primeros disparos impactaron en el, el retrovisor derecho salió volando y una docena de agujeros bañaron la puerta en la que segundos antes había estado Aele. Ella rodó por el suelo mientras los disparos levantaban trozos de tierra y cesped hasta colocarse al refugio de uno de los arboles del parque. Varios disparos y una lluvia de astillas y polvo le indicaron que la tenían localizada, luego los impactos cesaron.
Al se encontraba de espaldas a el avión, y de cara a una marea de rúbias poseidas que corrian como animales rabiosos hacia su posición. En cinco minutos aquella oleada de zorras rubias se los tragaría a todos.

So gilipoyas
gritó Aele o dejais de dispararme o os meto el puto avión por el culo. La respuesta fue otra ráfaga de disparos y astillas. Tenía que pensar y rápido.

Ey tu, dijo señalando con el dedo a la cabina del camión, consciente de que debía de utilizar algún tipo de psicología extraña con aquel tipo. Apenas me queda aire en el traje, haz algo con los que me están disparando. Es una Puta orden.

Black Jackson golpeaba nerviosamente el medidor de presión como si por esto fuera a funcionar más rápido. Había realizado un aterrizaje de emergencia en un asteroide siguiendo la pista de la fragata del senado, aunque no había conseguido perder a la legion de ciborgs asesinas que les perseguían. Todo había empeorado cuando las torretas automáticas de la fragata habían empezado a dispararles, seguramente a causa de algún malfuncionamiento. La luz verde del indicador de presión fue la señal que estaba esperando, parecía que aquel asteroide tenía una composición lo bastante pesada como para incluso siendo una decima parte más pequeño que la tierra tuviera una grabedad parecida. Ahora su único problema era el oxígeno de su capitana y aquellas dos jodidas torretas. Se bajó el casco del oxígeno a la vez que pulsaba la apertura manual de la mampara de la nave y lanzaba tres granadas a aquellas jodidas torretas.

No te preocupes capi, Black Jackson te salvará.

Sí, Aele sí que se preocupó, sobretodo porque dijo esa frase mientras sacaba la cabeza por la ventanilla y les lanzaba a los soldados los tres dados de peluche del salpicadero con algún extraño e indescifrable fin. Si lo que intentaba era dejarlos perplejos, a buena fe que lo consiguió.
Al aprobechó los preciosos segundos que le había conseguido el tal Black Jackson. Cogió del suelo una de las ramas arrancadas por los disparos y la lanzó con toda su fuerza -como si de un boomerang sin retorno se tratase- a uno de los dos soldados al que golpeó de lleno en el rostro, haciendolo caer por el lateral del avión hasta golpearse contra el suelo.

Black Jackson haciendo gala de una agilidad y fuerza afrohumana logro trepar por el resbaladizo lateral de la fragata para lanzarse como un loco hacia una de las torretas que empezó a virar su cañón hacia el. Un objeto brillante surcó el aire a su lado alcanzando la otra torreta que al explotar lanzó aquel objeto brillante en dirección a Jackson.
Todo sucedió en un momento, Black aún estaba en el aire, con el fuego de la explosión casi envolviendolo mientras cogía aquella vibroespada y cortaba el cañón de la torreta en el mismo momento que iba a abrir fuego sobre él. Luego la levantó en ademán de hacer explotar también aquella torreta.

Al observó por el rabillo del ojo la desconcertante destreza de aquel tipo que pese a aparentar ser un mequetrefe, un debilucho, había conseguido subirse sobre aquel avión mientras atrapaba el palo -que ella misma había lanzado- en el aire y desarmaba con el al segundo soldado.
Loco Jack levantó la rama sobre la cabeza de aquel soldado a la vez que Al -varios metros más abajo- apuntó al soldado que casi le había volado la cabeza simplemente por ser rúbia. En ese momento el disparo de una escopeta retronó en el cielo. Al y Loco Jack se giraron hacia el sonido, observando la cola del avión sobre la cual una oscura figura con traje apuntaba al cielo con una humeante escopeta. Era el Presidente de los estados unidos. Vamos todos a carlmarnos un poco.

Diez minutos despues Aele, Loco Jack y el presidente Osama estaban tomandose una cerveza fría sentados en los asientos de cuero marrón del Afo mientras los dos soldados cortaban el fuselaje de la pared con radiales.
Entonces Presidente Osama Dijo Al ¿Que sabemos de lo que está ocurriendo?
Las butacas estaban agrupadas de dos en dos, de manera que cada grupo estuviese situado de frente al siguiente. De esta manera el presidente estaba sentado de frente a Al y el Loco Jack al lado de ella. El presidente se cruzó de piernas mientras se hundía en el respaldo de cuero.
No mucho. En inteligencia las han llamado Blondis, han conseguido atrapar a algunas y cortarlas a cachitos para estudiarlas. Sus cadenas de Adn parecen una montañá rusa. Suspiró Si alguno de mis cientificos hubiera sobrevivido seguro que se lo explicarían mejor, pero parece que algunos de ellos estaban algo necesitados y sucumbieron a las insinuaciones de las Blondis capturadas. Parece que también sucedio en muchos sitios con soldados y por eso me encuentro aquí. Con el Air Force One estrellado en un Parque Central y sitiado por un centenar de esas Blondis.

Al carraspeó. Señor Presidente, creo que se va por las ramas. Loco Jack también aprobechó para dar su opinión Estoy francamente decepcionado, ¿para cuando un presidente del Senado Galáctico que sea negro?. Siempre nos discriminan Osama le envio una mirada interrogante a Aele que le resondió negando con la cabeza y encogiendose de hombros.
Vale recapitulando. Hemos averiguado observando las grabaciones que esas blondis contagian a través de besos, arañazos, con su leche, con su saliba y con cualquier tipo de relación sexual. A partir de ahi su extraño Adn convierte a su victima en algo parecido en una muñeca hinchable de carne, ya que sus organos pasan a ser mera decoración sin ningún tipo de función. Nisiquiera nos sirve dispararles a la cabeza porque no parecen hecharla de menos. Ah, y llamadme Os, porfavor.
Pasaron unos minutos en silencio, como si todos estuviesen intentando cuadrar las ideas.

Ahora
dijo el Presidente Os Tengo que pediros un favor, debeis llevarme a un aeropuerto cuyas coordenadas os dirán mis soldados, y hemos de llegar antes de diez horas.

Al dejo su cerveza en su rincón del reposabrazos. ¿Porque Diez horas? preguntó mirandolo fijamente.
En ese momento ambos soldados informaron que habían acabado. A unas filas de asientos había un cuadrado recortado en el fuselaje que daba al capó del camión de Al. Desde allí podían ver el número creciente de blondis que se estaban sitiando ambos vehículos. Al estaba concentrada en esas blondis cuando el presidente le habló por la espalda.

Desde hace años creemos que la tercera guerra mundial será todo el mundo contra Estados Unidos. Por esa razón se creó un sistema de defensa global en el cual teníamos nuestros misiles apuntando a todos los paises del planeta. El Presidente se rascó la cabeza. Parece que una de esas Blondis se metió en la sala de lanzamiento y se puso a juguetear con el sistema. El resultado es que hemos bombardeado todos los paises. Hemos arrasado medio planeta y las otras naciones están reunidas para ver cuan contundente es su respuesta. Les hemos dicho lo sucedido evidentemente no se lo creen, porque hasta ahora la amenaza blondi solo era cosa nuestra.


Al abrió la boca para preguntar un previsible "¿hasta ahora?" que no llegó a surgir de sus labios. Antes que eso uno de los soldados que llevaba un portatil lo había abierto mostrando un video. En el se veía un misil de la longitud de un campo de futbol sobrevolando las nuves con un nutrido de aguerridas blondis montadas en el, riendo y girando sus brazos en el aire como si fueran de rodeo.
El silencio reinó en el avión durante unos segundos.

No tenemos ni idea de como lo han hecho, pero ese no es el único misil tripulado. La cuestión siguió el Presidente es que detectamos que a México le lanzamos el doble de ración de bombas, por lo que estudiamos nuestra base de lanzamiento y comprobamos un pequeño error. Parece que hay un pais al cual le habíamos puesto las mismas coordenadas que a Mexico. En unas diez horas todo el planeta bombardeara al unisono a EEUU, asi que debemos llegar antes de diez horas al punto indicado para que nos evacuen a el único pais que quedará intacto: España.

Aele saltó sobre el capó de su camión desde donde miró de soslayo al Presidente. Su hombo escondía una sonrisa pícara.
Si es que alguno de tus pilotos sabe llegar.

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