martes, 12 de enero de 2010

CAPÍTULO 8.

EL DESCENSO.
Cuando las ruedas de la Harley empezaron a girar el asfalto de la calle se partió bajo ellas, como el mismo mar muerto abriendose ante Moisés. El rugido ensordecedor del motor hubiera hecho mearse en la cama al mismísimo KingKong.
Cuando Black Jackson le dió gas a aquel monstruo mecánico la tierra giró al revés durante unos segundos hasta que aquel trueno se dirigió calle abajo persiguiendo el cadillac rojo. Este atrabesó un cruce cuyo semáforo se puso en rojo tras él.
Black Jackson entornó los ojos tras sus oscuras gafas, estaba claro que ahora los policías corruptos controlaban las señales viales, pero eso no lo detendría. Nada le detendría hasta dar con Afordita.
Subió con su moto por la acera y embistió un pequeño Kiosco que se deshizo bajo sus ruedas tras una explosión de revistas y diarios que llenó toda la calle de aleteantes papeles. El techo del kiosco había salido despedido y había caido junto a la calle conviertiéndose en una improvisada rampa por la que saltar a casi ciento veinte kilometros por hora.
Como lanzados por una catapulta medieval, Black Jackson y su Harley emprendieron el vuelo, este desde dicha altura tenía mejor ángulo de tiro y empezó a disparar al cadillac consiguiendo acertarle en una rueda.

Decenas de conductores sacaron sus móviles para fotografiar al hombre desnudo que volaba por los aires con su scutter, disparando con una pistola de agua. El enfermero lo vió por el retrovisor, justo a tiempo para ver como su rueda trasera sufría un reventón. No era su día de suerte, eso seguro.

Black Jackson se fumó un cigarrillo durante el trayecto aéreo, para celebrar su buena puntería. Observó como el cadillac perdía durante un momento el control y viraba hacia la derecha. Se hubiera estrellado contra la pared si aquella esquina hubiera alojado cualquier otro negocio, pero salió a la calle continua atrabesando las dos cristaleras de un consecionario de Mustangs. Black Jackson seguía tan de cerca al cadillac que recibió un buen baño de cristales rotos, que recibió con la boca abierta. Se le había acabado el tabaco de mascar.
Durante un momento BJ creyó que lo seguían, pero tubo que olvidar esa sensación y concentrarse en la persecución ya que habían entrado derechos en una manifestación llena de hermanos de color.
Levantó el puño y les gritó "Black Power" mientras pasaba como un disparo por su lado e intentaba esquivar a los hermanos negros que le llovían del cielo.
Siempre intentando humillarnos malditos lechosos. llegó a decir al mismo tiempo que un contingente de unos doscientos coches patrullas hacían sonar las sirenas tras el. Eso le confirmaba sus sospechas, la policía estaba en el ajo.
Todo fué muy rápido, un momento tenía al cadillac delante y al siguiente este había entrado por una puerta secreta seguramente construida por alguna malvada organización secreta. La rueda trasera de la harley imprimió fuego en el suelo cuando derrapó para encarar tras el cadillac una rampa construida con maderas antiguas y lianas que se aferraba a la circular pared rocosa de lo que alguna vez debió de ser un volcán.
El arco de la propia rampa le dio ángulo de disparo a Black Jackson, que disparó a la ventanilla del conductor, sin lograr alcanzarlo pero haciendole perder el control. De esta forma el cadillac que daba vueltas sobre su propio eje, chocó de culo con la pared nada más salir de la rampa y la Harley que iba pegada a este se empotró en el parabrisas del coche lanzando a Black por los aires.

El enfermero salió maldiciendo de la ambuláncia sacándose una pistola de detrás del pantalón, abrió la puerta lateral y sacó a su rubísimamente desnuda prisionera. Empezaba a despertar de su puñetazo así que le dió otro mientras oteaba el inmenso sótano lleno de pilares para ver si conseguía ver a aquel jodido loco. Pero le resultaba bastante dificil ver nada con la cara llena de cristales por el maldito choque de aquella scutter. Sacó unas llaves mirando nerviosamente hacia los lados, abrió la puerta y escuchó el sonido de pared frotándose con pared.

Black Jacson se había escondido tras una gigantesca estalactita, aquello estaba lleno de ellas. Tenía a tiro a aquel cabrón hijo de puta, apenas pudo retener la tentación de disparar cuando lo vió volver a golpear a su diosa de ébano, a su Afrodita. Pero no podía arriesgarse a herirla. Escuchó como una puerta secreta se abría en alguna parte y contó los segundos quee tardaba en acabar su recorrido. Escuchó como aquel desgraciado intentaba cerrar la puerta tras de sí, pero esta había recibido parte del golpe del cadillac y no parecía estar por la labor así que desapareció con su amada por aquella puerta.
Jackson contó los segundos a medida que la puerta empezaba a cerrarse, debía de hacer creer que no iba tras ellos, esperarse al último momento. Y así lo hizo.
Cuando apenas faltaban unos diez segundos empezó a correr hacia aquella puerta tras la que encontró una pared desplazándose hacia el suelo. Apenas quedaba espacio y Jackson se lanzó de cabeza segundos antes de que el hueco desapareciese.

Unos minutos después unos patines se detenían en ese mismo lugar, descargando un auténtico vendabal de insultos y maldiciones en chino.

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