LA BALADA DE LOCO JACK
Ey Loco Jack Ey No estamos de broma
Ey Loco Jack Ey Suelta esa pistola
Pero no estaba por la labor
Ese elemental de la locura
De descontrolado corazón
y escasa cordura
...
Black Jackson observó su herculeo rostro de ebano reflejado en la ventanilla de su puerta, una fina línea de sangre caía por la comisura de sus lábios.
Intentó abrir la puerta pero el gangster que había secuestrado a su muy amada Afrodita parecía aberla cerrado. Los golpes contra la madera retumbaron en la habitación haciendo que lloviera polvo, maldita sea, no podía perder ni un solo segundo. Se colocó la sobaquera y enfundó en ella su magnum, se puso su gabardina y sacó de ella las llaves mientras se encendía un cigarro, se colocaba las gafas de sol y se rascaba la entrepierna. Todo con una sola mano.
Tras abrir la puerta de su despacho observó a su alrededor, el pasillo de la comisaría estaba abarrotado de policías blancos que lo observaban con envidia. Olió el aire y el seductor aroma de Afrodita le indicó que su raptor había huido hacia la izquierda, que luego allí se había detenido y observado el mapa para luego comprar en la máquina un café maloliente tras el cual había llamado al ascensor marcando la planta baja. Estaba claro, el aroma de una mujer nunca engañaba.
Todos los presentes en el pasillo tres de la sección de psiquiatría se quedaron sin habla -incluso los locos- cuando observaron a aquel gigante disfrazado de enfermero sacar a aquella mujer desnuda.
Luego salió corriendo con un cigarrillo en la boca aquel panadero loco que se creía un detective negro de los setenta, totalmente desnudo salvo por una bata de enfermera, una sobaquera con una pistola de agua y sus sempiternos bigote y pelo a lo afro falsos. Aquello trajo de nuevo la normalidad y todos volvieron a sus quehaceres con un suspiro de tranquilidad.
El Loco Jack llamó al ascensor mientras dos enfermeros se acercaban a él sigilosamente con sendas jeringuillas.
Por poco aquellos mafiosos no sorprendieron a Black Jackson por la espalda, este se giró saltando por el aire -mientras daba una fuerte calada a su cigarrillo- a la vez que entraba por el hueco del ascensor que se estaba abriendo es ese justo momento. Los dos disparos de Black Jackson alcanzaron la cabeza de ambos criminales que soltaron sus cuchillos y gritaron
¡¡Quién le ha llenado la puta pistola de lejía??.
Mientras la puerta del ascensor se cerraba y Black Jackson se levantaba, con sus músculos tensos, empezaba a entenderlo todo. Era una trampa de la policía, como si no iban a atacarle varios gangsters en plena comisaría. ¿Tanto era el desprecio que le tenían por ser negro? ¿por ser el mejor en lo que hacía? Ahora eso ya no importaba, ya daba igual. Si tenía que matar hasta al último mafioso, quemar la comisaría y derrumbar cada edificio de la ciudad para rescatar a Afrodita lo haría. Sin contemplación alguna.
Cuando se abrió la puerta del ascensor toda la seguridad del hospital estaba esperándole, un enfermero les había avisado de que el paciente había intentado violar a la enfermera que llevaba desnuda con el, por lo que todos estaban preparados para su aparición.
Aunque ninguno de ellos olvidaría lo que sucedería a continuación, lo recordarían durante años, lo contarían a sus hijos y nietos y los cantautores -los nuevos bardos- le dedicarían canciones.
Aún no se habían abierto unos centímetros la puerta del ascensor cuando un mechero salió disparado por el, chocando contra el techo y actibando todos los aspersores. Una mancha apareció bajo la lluvia artificial que les había sorprendido y los seguratas empezaron a volar por los aires con la nariz rota y los labios partidos. Aquel huracán de ferviente y creciente locura atacó con tal brutalidad a los soprendidos guardias que ni uno solo pudo herirlo, tocarlo o simplemente verlo.
Se rompieron plantas, paredes, puertas y ventanas.
Repartió puñetazos, patadas, mordiscos e insultos.
Fué como si un tanque colérico los hubiese atropellado varias veces. Ni uno solo de aquellos guardias siguió en activo tras aquella demostración de que si un hombre estaba lo suficientemente loco y enamorado, no necesitaba de músculos o arma alguna para ser un ejército en si mismo.
Black Jackson salió de la comisaría -que ardía a su espalda- con el mismo cigarrillo que se encendiera en su habitación, y aún le sobraría tiempo de entrar otra vez y sintonizar todos los televisores de aquel lugar en telecinco antes de que este se apagara. Pero nisiquiera aquellos policías corruptos se merecían aquello y además llevaba prisa. Observó a su alrededor y divisó un cadillac rojo alejándose por la calle 35, era jueves 15 por lo que el cadillac debería haber sido -evidentemente- verde. Aquello era muy sospechoso.
Era una suerte que aquellos matones fueran tan descuidados, pensó para si mismo mientras le hacía el puente a una Harley Davidson y salía quemando rueda tras su amada Afrodita.
viernes, 18 de diciembre de 2009
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4 comentarios:
pero en realidad no la intentaba violar no? o si? eso no me ha quedado claro, que puntazo jose, este personaje mola mil.
Para nada, es la excusa que da el "enfermero" para que no solo le dejen pasar sino para que ya estén esperando a Loco Jack todos con la porra en la mano.
Me alegro que te haya gustado el personaje!! es un tanto raro pero me va a dar mucho juego xD
Gracias por el Commment!!!
PD:Te has puesto al día en un ratito!!!
lo de que como es jueves 15 el cadillac ha de ser verde...eso es lo que no me ha qdado claro a mi.
Loco Jack es un personaje genial tio!! mola que juegues con las dos vertientes del personaje (loco jack y black jackson)y ver las escenas desde los dos puntos de vista. Esto mola cada vez más XDD
Pues espero que la escena de la persecución me quede a la misma altura xDD
Gracias por lo comments!!
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